Fachadas metálicas en Buenos Aires: ¿Cómo otorgar privacidad y apertura al mismo tiempo?

Implantar un edificio en la ciudad no es una tarea sencilla. La búsqueda de aislamiento y privacidad frente a un espacio urbano complejo, heterogéneo y cambiante, origina una condición dual al momento de proyectar ¿Cómo se logra otorgar, en una obra implantada urbanamente, privacidad y apertura al mismo tiempo? Surge así la necesidad de existencia de diversos medios de control que funcionen como mediación entre el espacio exterior e interior, permitiendo tamizar los sonidos, filtrar las visuales, controlar la intimidad y asegurar el anonimato, sin que estas resoluciones impliquen una pérdida de vínculo con la ciudad.

Principalmente en Buenos Aires, donde las construcciones suelen desarrollarse en lotes entre medianeras, la resolución de este frente vinculado a la calle puede incluso dar la razón de ser a un edificio. La fachada constituye en estos casos el único plano capaz de manifestar el espíritu de la obra hacia el espacio urbano.

A continuación presentaremos una selección de proyectos que, a través de operaciones de diseño efectivas, aseguran la privacidad de sus usuarios al tiempo que resuelven las cualidades expresivas del mismo y articulan la vida individual con la vida urbana.
En los siguientes casos se verificará una tendencia a generar espacios intermedios de expansión, situados entre envolventes exteriores metálicas y los ambientes internos de los proyectos, logrando de esta manera no solo aislarse a través de materia sino también mediante programa, promoviendo nuevos usos en estos intersticios.

Edificio JN2678 | Este conjunto del Estudio Cubero Rubio sitúa en su fachada principal las expansiones de las unidades de viviendas que, contenidas tras una compleja trama de celosías metálicas orientables, determinan una herramienta eficaz para el control de la incidencia solar y la privacidad. Este sistema se comporta como un filtro articulador entre el interior del proyecto y el complejo espacio urbano, proponiendo una sutil condición de anonimato.

El cerramiento metálico externo, al ser móvil y orientable, le aporta a la fachada una particular flexibilidad y le brinda una constante variación en su imagen. Esto no solo es útil para adaptarse a las actividades y los requerimientos solares variables a lo largo del día, sino que también genera una fachada activa que se va transformando en sintonía con sus ocupantes.

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