La síntesis proyectual para el edificio de viviendas JA1205 surge de la conformación de dos volúmenes edilicios de cuatro niveles cada uno, implantados al frente y contrafrente del terreno: un lote de triple frente entre medianeras, en el barrio de Palermo, Buenos Aires, Argentina.

Los volúmenes se organizaron con el fin de contener un total de treinta y ocho unidades —de uno, dos, tres y cuatro ambientes—, distribuidas entre el primero y el cuarto piso. La combinación de distintas tipologías de vivienda parte de la búsqueda de la individualidad de cada vivienda dentro del conjunto, la idea de casa propia en un contexto colectivo. Otra decisión de proyecto fue liberar de viviendas la planta baja del edificio, lo que permitió alojar dos locales comerciales respondiendo a las características del barrio, los accesos peatonales y vehiculares y sectores de uso común como pileta, gimnasio, sauna y sanitarios. El proyecto consolida el frente disponible, se incorpora a la dinámica comercial y a la vitalidad del barrio en su planta baja y da escala a partir del vacío y doble altura del acceso. Detrás de este primer bloque, aparece el patio central colectivo, con las áreas comunes de pileta y gimnasio que antecede el segundo cuerpo.

Ambos volúmenes se vinculan entre sí a través de un sistema de pasarelas peatonales semi cubiertas. De esta forma, se logra una circulación continua de transición entre el espacio interior y el exterior. Asimismo, se relaciona el vacío central —tres patios que satisfacen las necesidades de iluminación y ventilación— con el entorno urbano, optimizando el modo de habitar una vivienda contemporánea urbana de media densidad. El vacío, la nada y el aire alrededor de las cosas, que justo es lo que les otorga su propio espacio y peso. No es simplemente un vacío o la ausencia de contenido sino que se trata de un espacio consciente, una respiración que permite poner en valor las otras partes de la obra o incluso crear nuevos significados. Este espacio no puede ser entendido por sí mismo sino en relación con su contexto: los elementos presentes delimitan el espacio vacío. En ese sentido, la comprensión del patio permite la conciencia simultánea de la forma y de la contraforma. El sistema de suma lleva implícito el sistema de gradación dónde cada unidad transmite información a la siguiente, tensando el vacío que contienen. Luz y oscuridad, naturaleza y arquitectura, público y privado, casa y ciudad, un mundo y otro, son opuestos que se disuelven hasta crear un sistema gradual y continuo. El gran patio central es el elemento que estructura el conjunto, que conforma un “vecindario” de 38 unidades de vivienda particulares y singulares, diferentes unas de otras, alrededor de un patio común que funciona a la vez como atrio. La espacialidad interna de los tres patios contribuye a la creación de un paisaje propio. El acceso a cada vivienda se realiza a través de un recorrido ameno, luminoso y espacial, permitiendo muchas veces el contacto con los vecinos y se reemplaza el típico núcleo cerrado por circulaciones verticales y horizontales abiertas, permitiendo múltiples y cambiantes visuales. La alternancia de plantas de diferentes tipologías da un cambiante dinamismo a este espacio. La variedad de departamentos acepta formas de vida menos estandarizadas y más cambiantes, así como una nueva convivencia de distintos tipos de grupos familiares.

Las unidades del conjunto son —según la imagen que se conceptualizó en la búsqueda de un habitar contemporáneo— sintéticas y de características depuradas. Algunas poseen el valor propio del balcón-terraza como elemento de expansión directa hacia el espacio urbano; otras lo hacen a través de patios o terrazas. Esta idea de expansión es característica en el proyecto y se consolida a través de la incorporación de terrazas verdes y piletas privadas en las terrazas.

Se encuentra en la asimetría y en la desigualdad, el camino hacia el orden. En el diseño de las fachadas las dimensiones mínimas y números impares, son el reflejo de una naturaleza que es, precisamente, perfecta en su imperfección. Y es precisamente, a través de estas líneas simples, como la arquitectura es capaz de sugerir y no revelar, de dotar de un aire de misterio a todo lo que no es evidente. La obra invita a ser descubierta a través de un diseño lleno de equilibrio que transmite tranquilidad y silencio, en el que predomina la ausencia de lo innecesario.

 

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